
El perfil neuropsicológico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) incluye varias características cognitivas y de comportamiento que ayudan a entender cómo funciona el cerebro de una persona con este diagnóstico. Aspectos importantes a tomar en cuenta:
- Déficit de atención:
- Dificultad para concentrarse en tareas, especialmente aquellas que requieren atención sostenida y no son tan estimulantes o atractivas.
- Tendencia a distraerse fácilmente con estímulos externos.
- Problemas para seguir instrucciones complejas o completar tareas organizadas.
- Control inhibitorio:
- Dificultad para inhibir respuestas impulsivas, lo cual puede llevar a una conducta impulsiva en contextos sociales y académicos.
- Problemas para detener una respuesta automática, incluso cuando se les dice que no actúen de esa manera.
- Problemas de memoria de trabajo:
- La memoria de trabajo, que es la capacidad para retener y manipular información a corto plazo, suele estar afectada. Esto puede hacer que a los niños con TDAH les cueste recordar instrucciones o detalles de tareas.
- Deficiencias en funciones ejecutivas:
- Dificultades en la planificación, organización y toma de decisiones.
- Problemas para manejar el tiempo y priorizar actividades, lo cual puede llevar a la procrastinación.
- Menor capacidad para pensar en las consecuencias a largo plazo de sus acciones.
- Problemas en la regulación emocional:
- Mayor reactividad emocional, que puede dar lugar a cambios de humor, frustración rápida o baja tolerancia a la frustración.
- Dificultad para manejar la paciencia, esperar turnos o moderar sus reacciones emocionales.
- Motivación y sistema de recompensa:
- Las personas con TDAH suelen responder mejor a estímulos de recompensa inmediata y pueden tener problemas para mantenerse motivados en tareas con recompensas a largo plazo.
- Esto se debe a un sistema de recompensa que procesa de manera diferente, lo cual hace que actividades repetitivas o rutinarias les resulten difíciles de sostener.
Este perfil neuropsicológico del TDAH puede variar de una persona a otra en intensidad y en las áreas afectadas. Sin embargo, estas dificultades pueden manejarse con un diagnóstico temprano y una intervención adecuada que puede incluir terapia, adaptaciones en el entorno y, en algunos casos, medicación.