n nuevo estudio con imágenes cerebrales revela que los momentos eureka activan regiones clave como el hipocampo, reorganizan redes neuronales visuales y duplican la retención de lo aprendido.

En el instante en que entendemos algo de golpe, como si una bombilla se encendiera en la mente, ocurre mucho más que una simple sensación de satisfacción. Según un nuevo estudio publicado en Nature Communications, esos momentos “eureka” generan una reconfiguración cerebral que duplica la probabilidad de recordar lo aprendido. El hallazgo aporta evidencia clave sobre cómo el cerebro transforma la información en recuerdos duraderos y podría tener implicaciones para la educación basada en el descubrimiento.
El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad de Duke y de las universidades Humboldt y Hamburgo, y analizó la actividad cerebral de 31 participantes mientras resolvían acertijos visuales dentro de un escáner de resonancia magnética funcional (fMRI). Las imágenes presentadas eran del tipo Mooney: figuras en blanco y negro que exigen un procesamiento perceptual complejo. Cinco días después, los participantes debían recordar las soluciones.
Si tienes un ‘momento ¡ajá!’, mientras aprendes algo, casi duplica tu memoria”, dijo Roberto Cabeza, autor del estudio y profesor de psicología y neurociencia en Duke, que ha estado estudiando la memoria durante 30 años.
Cuando el cerebro reorganiza la información
Los investigadores encontraron que los problemas resueltos mediante comprensión repentina —instante de claridad y satisfacción— se recordaban con mucha mayor precisión que aquellos solucionados de forma metódica. En concreto, los momentos de eureka casi duplicaron la tasa de retención.
“Hay pocos efectos de memoria que sean tan poderosos como este”, dijo Cabeza.
a iluminación del momento genera un cambio representacional en la corteza visual, particularmente en regiones como el giro fusiforme posterior y el complejo occipital lateral. Esta reconfiguración de patrones neuronales indica que el cerebro reinterpreta visualmente la información cuando ocurre una comprensión repentina.
Además, los participantes que reportaron un nivel más alto de seguridad durante ese momento mostraron una mayor activación en el hipocampo, una región esencial para la formación de recuerdos duraderos. La intensidad del eureka se correlacionó con mayor conectividad funcional entre regiones cerebrales implicadas en la percepción visual, la emoción y la consolidación de la memoria.

Las soluciones encontradas por intuición generan mayor conectividad entre áreas cerebrales. Ilustración artística: DALL-E / Edgary R.
El papel del hipocampo y la amígdala
Durante los momentos de iluminación intuitiva, el hipocampo y la amígdala mostraron un aumento en la actividad, lo que indica que no solo se está reorganizando información visual, sino también generando una respuesta emocional positiva.
El hipocampo actúa como puente entre la percepción del mundo y el almacenamiento de recuerdos. Cuando se activa en un momento de comprensión repentina, fortalece el trazo mnésico de esa información. La amígdala, por su parte, contribuye a dar relevancia emocional a lo comprendido, lo cual potencia la consolidación del recuerdo.
La combinación de emoción, novedad y claridad perceptiva durante el momento genera una firma cerebral que refuerza la memoria. Este mecanismo explica por qué ciertos aprendizajes nos resultan inolvidables cuando los entendemos desde una experiencia de descubrimiento personal.
“Es solo un pequeño descubrimiento que estás haciendo, pero produce el mismo tipo de características que existen en eventos de conocimiento más importantes”, dijo Cabezas.

Implicaciones educativas: aprender descubriendo
“Durante estos momentos de percepción, el cerebro reorganiza cómo ve la imagen”, dijo Maxi Becker, becario postdoctoral de la Universidad Humboldt en Berlín.
Uno de los hallazgos más relevantes es que los momentos eureka no solo ayudan a resolver problemas, sino que también mejoran la retención a largo plazo. Este resultado tiene implicaciones directas para el diseño de entornos de aprendizaje.
En vez de privilegiar solo la memorización mecánica, los sistemas educativos podrían beneficiarse al fomentar la resolución de problemas, el aprendizaje por descubrimiento y el pensamiento visual. Estos enfoques estimulan más momentos de comprensión repentina y, como consecuencia, mejoran la consolidación de conocimientos.
La incorporación de actividades que promuevan el pensamiento creativo, la exploración y la reconstrucción de información de forma activa puede no solo mejorar el desempeño académico, sino también fortalecer las bases neurológicas del aprendizaje.
Aprender con emoción deja huella cerebral
El estudio también revela que la emoción positiva asociada al momento de insight potencia la retención. El componente afectivo de la comprensión repentina juega un papel esencial al consolidar la información en la memoria de largo plazo.
Cuando el aprendizaje genera placer, curiosidad o sorpresa, el cerebro libera neuromoduladores como la dopamina, que facilitan la plasticidad sináptica. Esto significa que los circuitos neuronales se reconfiguran con mayor eficacia, haciendo que el aprendizaje sea más profundo y duradero.
La memoria no es solo un proceso frío y mecánico, sino también emocional y motivacional. Comprender esto puede cambiar la manera en que enseñamos, estudiamos y evaluamos.

Una nueva mirada sobre cómo se aprende
Los momentos de insight reconfiguran el cerebro, fortalecen la memoria y mejoran la comprensión. Este estudio ofrece evidencia neuronal de que aprender con emoción y descubrimiento no solo es más gratificante, sino también más efectivo.
“La perspicacia es clave para la creatividad”, dijo Cabeza
El futuro de la educación podría estar en diseñar experiencias que despierten curiosidad, promuevan el asombro y permitan que cada estudiante viva su propio momento de eureka. Porque, como muestra este estudio, lo que se aprende con una chispa de iluminación se recuerda mucho mejor.